Como cascada llegaron los resultados positivos a COVID 19 entre gladiadores del Consejo Mundial de Lucha Libre en los últimos días. De todos los casos, el único que se hizo público fue el de Pólvora, ante su ausencia de la lucha en jaula donde apostaría la máscara. Como cada semana, los gladiadores que participan en las diferentes funciones de la Seria y Estable volvieron a realizarse pruebas el martes pasado, y el jueves se anunció la suspensión de todas las actividades de la empresa a partir de hoy y, por el momento, hasta las del próximo martes. ¿Son exageradas estas medidas? ¿Es parte de esa forma cuadrada de pensar que, aseguran muchos, tiene la directiva del Consejo?
Desde que regresaron las acciones en la Arena México a puerta cerrada, los controles sanitarios fueron estrictos. El personal que podría ingresar era muy limitado, solo el esencial para echar a andar una función y su transmisión televisiva, además de someter a todos sus luchadores a pruebas de laboratorio que permitieron identificar casos de COVID 19 a tiempo y ponerlos en resguardo.
Cuando el público pudo ingresar a las arenas, las medidas fueron igualmente estrictas: cupo limitado que poco a poco fue aumentando, gel antibacterial, toma de temperatura, rutas de entrada, salida, sana distancia y el uso obligatorio y adecuado del cubrebocas. Éste último punto cómo molestó a muchos. No pocas fueron las broncas que elementos de seguridad tuvieron al pedirle a la gente lo usara correctamente. No entendían que podían tomar un sorbo de cerveza y ponérselo de inmediato.
Los lugares junto a la pasarela de la Arena México han permanecido clausurados con la intención de evitar el contacto directo de los aficionados con los gladiadores para la seguridad de ambas partes.
Una de las medidas que no cayeron nada bien entre los gladiadores fue la prohibición de la venta de máscaras a los aficionados. Una práctica común entre los fanáticos es comprar la máscara que recién usó su luchador favorito, cosa que fue prohibida por la misma razón, proteger tanto a luchadores como aficionados evitando el contacto directo, pero muchos hicieron caso omiso a esta medida argumentando la necesidad de hacerse de recursos con la venta de máscaras y, después de algunos reportes, se diseñó la manera de vender sus productos sin contacto entre luchadores y aficionados, ¡¡¡Pero la gente quería la foto abrazando al luchador!!!
La limpieza y desinfección del cuadrilátero después de cada lucha continuaron en todas las arenas del Consejo, práctica que ha ido disminuyendo en otros escenarios y es inexistente en funciones de ferias, plazas, mercados y tantas otras que abundaron durante las fiestas decembrinas.
Lamentablemente no se puede controlar todo lo que los luchadores y aficionados hacen en su vida diaria, en eventos realizados en sus lugares de origen donde se presentaron aprovechando que fueron a pasar la Navidad o año nuevo con sus familias donde las medidas sanitarias fueron nulas, que intercambien teléfonos para ponerse de acuerdo y verse afuera de las arenas para vender sus productos y sacarse la foto.
¿Son exageradas las medidas tomadas por el Consejo al suspender sus funciones?, no sé para ustedes, pero desde mi personal punto de vista no, son consecuencia de ir relajando las medidas sanitarias como individuo, el saltarse las normas con la idea de “no pasa nada”.
Conociendo la forma de pensar de la directiva, para muchos conservadora, es una expresión de responsabilidad social y moral con sus elementos y su afición.
Alguien me dijo que el Consejo la está ca…do porque las autoridades gubernamentales no han modificado las medidas restrictivas en este tipo de escenarios pero, para qué esperar, si hay personas que en casi dos años de pandemia no saben utilizar el cubrebocas de manera correcta ¿qué se puede hacer?, solo tomar medidas enérgicas e impopulares que nos enseñen a todos a que, al cuidarnos y seguir las normas, protegemos nuestra salud y las fuetes de trabajo, además dejar de pensar que no pasa nada, porque sí pasa.
